A una vieja fotografía...

14/10/09

Tu mirada, plena de pura inocencia casi infantil que invadía nuestras horas, minuto a minuto, plena de sueños e ilusiones cuyo destino no conoceré jamás. Tu cabello suelto, enmarcando tu rostro rebosante de alegría, aquel rostro al que da sombra un simpático sombrero azul que te sienta tan bien. Tu mente, ajena al mundo de emociones que en mí causa tu sola presencia. Tus oídos, a millas de mis taan bien escondidos gritos de desgarrador dolor. Tus manos, pequeñas y blancas, tiernamente apoyadas sobre mis hombros, pruebas visibles y sólidas de un inmaculado y profundo cariño que me supiste tener. Y yo, radiante bajo el pálido reflejo de la luz de mi única estrella, de calma plena bajo los brazos delicados de esa princesa celestial que alguna vez tuve el honor de llamar "amiga".
Tu sonrisa, fantasma errante de recuerdos vagos, viejos y tan felices que parecen ajenos, me acecha desde una vieja fotografía hace tiempo olvidada.
Y mis ojos, cansados ya de enviar solitarias lágrimas excursionistas en busca de aquel porqué tan ansiado pero a la vez tan temido, sólo ya se ensombrecen ante el recuerdo de tu ausencia siempre presente. Y mis labios desgastados se curvan en una aún más desgastada mueca disfrazada de sonrisa. Y mi alma parece desgarrarse por segunda vez ante la sola presencia de esta sombra gráfica de aquella que la quebrara por vez primera. Y mis manos tiemblean extrañando insoportablemente esa sublime felicidad que solamente conocieron siendo al mera sombra de tus dulces ilusiones. Y mi corazón no puede más que llorar, ante la sola vista del rostro que aún sigue tatuado eternamente en él, el rostro de un ángel quien una vez me hizo el honor de llamarme "amiga".

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